McKinsey le ha puesto números a lo que ya todos sabíamos. Tendremos que trabajar más antes de jubilarnos. La edición del mes de noviembre de The Mckinsey Quarterly presenta un completo estudio titulado Why baby boomers will need work longer". La investigación fue realizada en Estados Unidos, pero retrata una situación que es común a casi todas las economías occidentales.
Según el informe, son varias las razones que harán que trabajemos más. Una de ellas es espeluznante: desde el año 2000, el porcentaje de población trabajadora sobre el porcentaje de población total ha descendido. Ha iniciado la tendencia a la baja. Y siguiendo. Además, los baby boomers nacimos en un modo en el que todo lo que nos rodeaba funcionaba bien, así que nos hemos preocupado menos que las generaciones anteriores por preparar nuestra jubilación. al fin y al cabo, las cosas iban siempre mejor. Cada vez mejor.
McKinsey aporta la solución al problema: que trabajemos algunos años más.
El asunto es preocupante, claro. Podemos pensar, eso sí, que este tipo de estudios se hacen en base al paradigma económico actual, a tasas de productividad actuales, y que las cosas podrían cambiar. Quizás sea así. Nadie lo sabe, igual que nadie sabe cómo será el modelo económico que va a nacer después de la crisis. Yo tengo esperanzas de que lo que venga pueda ser mejor. En todo caso, tomo nota por si tengo que trabajar hasta alcanzar la edad de Melquíades.
Según el informe, son varias las razones que harán que trabajemos más. Una de ellas es espeluznante: desde el año 2000, el porcentaje de población trabajadora sobre el porcentaje de población total ha descendido. Ha iniciado la tendencia a la baja. Y siguiendo. Además, los baby boomers nacimos en un modo en el que todo lo que nos rodeaba funcionaba bien, así que nos hemos preocupado menos que las generaciones anteriores por preparar nuestra jubilación. al fin y al cabo, las cosas iban siempre mejor. Cada vez mejor.
McKinsey aporta la solución al problema: que trabajemos algunos años más.
El asunto es preocupante, claro. Podemos pensar, eso sí, que este tipo de estudios se hacen en base al paradigma económico actual, a tasas de productividad actuales, y que las cosas podrían cambiar. Quizás sea así. Nadie lo sabe, igual que nadie sabe cómo será el modelo económico que va a nacer después de la crisis. Yo tengo esperanzas de que lo que venga pueda ser mejor. En todo caso, tomo nota por si tengo que trabajar hasta alcanzar la edad de Melquíades.
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