lunes, 10 de noviembre de 2008

¿Quién piensa en la Generación Y?

Muchos son los que piensan en la Generación Y, pero pocos son los que mueven un dedo para comenzar a adaptarse a los cambios que trae consigo. Generación Y: "Nacidos entre 1982 y 2001 (...) han crecido en la era digital y viven en un ambiente de saturación mediática". Son palabras tomadas del informe Maturing with the millennials. Are organisations prepared for the millennial consumer?, elaborado por The Economist Intelligence Unit.

El informe toma como base una investigación elaborada mediante entrevistas a 164 altos ejecutivos de los cinco continentes. Y ha llegado importantes conclusiones sobre la relación entre las empresas y esos chavales para los que Internet siempre estuvo ahí y para los que Ronald Reagan es un señor muy arrugado que aparece en los libros de Historia junto a una señora inglesa igualmente arrugada que, ya retirada, no soportó ver el gol más genial de la historia. Las conclusiones del informe son las siguientes:

+++ Los encuestados creen que los miembros de la Generación Y tienen necesidades específicas en tanto que consumidores. Pero pocas empresas se preparan para el reto que supone la certeza de que estos tipos van a manejar el mundo dentro de muy poco.

+++ En sus decisiones de compra, los Y atienden antes a consejos de otras personas o al marketing viral que a la reputación corporativa y a las marcas.

+++ Las empresas saben que la Generación Y se relaciona con el mundo a través de ventanas diferentes a las de toda la vida, pero todavía insisten en apostar por las tiendas -las de toda la vida- y los call centers como canales de distribución.

+++ Las compañías saben, que para atraerlos como clientes, tendrán que cambiar.

El informe de The Economist Itelligence Unit vuelve sobre lo que ya se sabía. Con más números. Y en la red uno puede encontrar muchas otras buenas pistas para saber qué es lo que está sucediendo. El mundo es como una casa en permanente reconstrucción, pero con la última reforma la nevera ha cambiado de sitio. Y el que no se apure a encontrarla va tener que conformarse con pasarse el día entero comiendo los tigretones que sobraron a la hora del recreo.

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