Chris Brogan invita en un post a pensar sobre el mundo que estamos construyendo. El título es "That neighborhood feel". Le tomo prestada la foto para ilustrar este post mío e invito a la reflexión que él propone.
Brogan comienza hablando del nacimiento de los periódicos y recuerda que "la información era agregada y distribuida en ellos". Primero, los medios de comunicación fueron locales, señala; "mucha gente conocía a los protagonistas y los antagonistas de cada historia". Y recuerda también que después se fue ampliando el tamaño del foco, los límites de las personas a la hora de saber lo que sucedía a otras personas. Brogan se refiere al teléfono, la radio, la televisión. Y llega hasta hoy. Ayer mismo, yo pensaba cómo lo que sucede Irlanda -los atentados de las últimas semanas-, hoy interesa en España más que antes. De la misma manera por la que lo que sucedía a 400 kilómetros de distancia era más importante para nuestros padres que para nuestros bisabuelos.
Y llega, Chris Brigan, hasta nuestros días, plagados de historias sobre lo que sucede el otro extremo del planeta. Y se va a las empresas, porque Brogan se dedica, al fin, al marketing. Recuerda que, con esa necesidad de crecer, de ser globales, tienen más dificultades para personalizar. Y yo pienso en la tienda de ciudad que se anunciaba en aquellos primeros periódicos locales. Y en los actuales anuncios de empresas inaprensibles como Nike, un suponer. Escribe Brogan: "Queremos que la gente se dirija a nosotros personalmente (...) Entiendo que a nosotros realmente no nos importa conocer a nuestra compañía telefónica -hasta que tenemos un problema-. ¿O sí?" Y al final se pregunta: "¿Queremos volver a la sensación del vecindario?". Deja la cuestión abierta.
Y yo siento que Internet, una herramienta cuyas imperfecciones como base de la estructura social aún desconocemos, es lo que más se aproxima a esa posibilidad de que el vecindario tenga forma de planeta pero nuestro yo sea más importante que el de la comunidad exacta a la que pertenecemos. Las empresas a las que Brogan se refiere, ahora sí pueden personalizar su oferta: la Era Industrial se caracterizó por la producción masiva e igualada, y tuvo como paradigmas de su época de madurez a empresas como Coca-Cola o Zara. En la Era de la Información, el cliente determinará cada vez más la oferta. Y el gobernado al gobernante. Y podremos, cada vez más, estar en contacto con gente como nosotros. Brogan puede estar tranquilo: comenzamos a vivir en la Era del Yo.
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