Facebook podría llegar a suponer a la Era de la Información lo mismo que la prensa escrita supuso a la Era Industrial. Los periódicos sirvieron para generar el discurso de lo común cuando el único modelo de comunicación posible era el one-to-many: unos pocos redistribuían la información para todos los demás; en esas condiciones tecnológicas, el único soporte posible; en esas condiciones sociales, una herramienta indispensable: junto a los sistemas educativos, la radio, la televisión, y la industria del entretenimiento, redifundieron la cultura y las normas, construyeron los mitos fundacionales de la sociedad industrial, dieron lugar a la publicidad de masas…
Y mucho tiempo después llegó Internet. Tim Berners Lee, una de las personas que resultaron claves para el desarrollo de la Red, dijo en 1995: “Yo tenía (y todavía tengo) el sueño de que la web pudiese ser menos un canal de televisión y más un mar interactivo de conocimiento compartido”.
El tiempo se alineó con los sueños de Berners Lee. Internet sirvió para democratizar definitivamente el acceso a la información. A la edición y al consumo. Desaparecían los intermediarios. Las personas pudieron comenzar a interesarse por lo que sucedía a otra personas. El de interés general. La gente comenzó a construir conocimiento de manera colaborativa. También a construir opiniones, a buscar afinidades. E incluso cambió el concepto de intimidad, y muchos cambiamos el enfoque de nuestra agenda informativa diaria. Antes nos acercábamos cada mañana a la prensa, la radio o la televisión para no perdernos lo último de la guerra del momento, del debate político, del penúltimo partido del siglo. Ahora también. Pero además nos gusta ver la foto de la vecina del quinto b en sus vacaciones en las antípodas.
Con Internet llegó el many-to-many. Y como ya estábamos en la época del many-to-many, sólo se trataba de poner la plaza, de generar el lugar de encuentro: y entonces llegó Facebook. La gente iría llegando, poblando con contenidos el sitio, generando usos y costumbres... Desarrollando su cultura.
Apenas cuatro años después del inicio de operaciones de Facebook, todos sus indicadores parecen sacados del catálogo de los hechos espectaculares. Hoy mismo se supo que la histórica marca de pantalones Levi’s ha conectado a Facebook su sitio web. Para que cuando vayas a comprar unos pantalones, lo comentes a tus amigos. Y que un candidato presidencial de Colombia tiene ya más de 470.000 seguidores en su Fan Page. Lo cual es casi tanto como tener permanente reunidas en un mitin a cerca del 7% de los votantes que necesita para ganar las elecciones, o al 80% de los usuarios de Facebook en Colombia, que son un 150% que los lectores de prensa diaria.
Una buena amiga tiene un pequeño negocio de hostelería cuya Fan Page es seguida por cerca de 1.200 personas. Le dedica un par de horas a la semana. Antes de Facebook, no habría podido comunicarse con tantos clientes con esa frecuencia a tan bajo coste. De acuerdo con un informe divulgado a comienzos de este año por E-marketer, la creación de aplicaciones en Facebook es la herramienta más eficaz para generar relaciones con los clientes que tienen las empresas de consumo masivo cuando incorporan las redes sociales a sus estrategias de marketing.
Pero apenas estamos en el inicio de esta historia. Facebook es la plaza. La plaza está creada. Pero todavía se están edificando los alrededores. Lo está haciendo la gente. Para un mundo que ya nunca volverá a ser el mismo.
La imagen que ilustra este post fue tomada de http://www.flickr.com/photos/fbouly/3568409530/